domingo, 22 de septiembre de 2013

La huerta a la vuelta de la esquina


Un reportaje de RTVE sobre la huerta valenciana analiza el proceso de degradación y abandono de este importante paisaje y las iniciativas sociales o políticas para su defensa.  Un buen documento para la reflexión aplicable a la situación de la huerta zaragozana.

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viernes, 20 de septiembre de 2013

El ayuntamiento de Zaragoza impulsa los huertos urbanos

En Zaragoza, como en otras muchas ciudades españolas, cada vez más personas se animan a cultivar sus propios vegetales en pequeños huertos de alquiler cercanos a la ciudad o en el interior de la misma. Las raíces de este fenómeno residen en la creciente sensibilidad ambiental, en el gusto por cultivar y saborear las propias verduras y hortalizas, en el placer de realizar ejercicio saludable en la naturaleza y sin alejarse de la ciudad.

Para facilitar esta tarea el Ayuntamiento de Zaragoza, en colaboración con empresas del sector de la horticultura, pone en marcha los huertos urbanos de alquiler que incluyen todo lo necesario, desde el sistema de riego hasta los cursos de formación.

Así se pretende fomentar actitudes acordes con el proceso de desarrollo sostenible, desarrollando sistemas de producción agrícola respetuosos con la preservación de los sistemas naturales, integrados en la malla de los espacios verdes de la ciudad y coherente con el paisaje de los barrios y del entorno rural de Zaragoza. A la vez que se cultivan los huertos, se amplía la red de espacios verdes recuperando descampados sin uso y con frecuencia degradados.

Sobre suelos de propiedad municipal destinados a zonas verdes, el Ayuntamiento promociona:
  • Huertos sociales: Tienen como objetivo proporcionar un espacio productivo y lugar de ocupación para colectivos sensibles como desempleados, discapacitados y jubilados con baja renta. Se localizarán en lugares accesibles por su cercanía o de fácil acceso mediante transporte público. La gestión se lleva a cabo a través de asociaciones cívicas y empresas de inserción con conocimiento de la actividad agraria ecológica o integrada, y bajo control municipal.
  • Huertos de ocio: Puede acceder cualquier ciudadano que lo desee. Adjudicación por sorteo entre los solicitantes. Gestión se realiza a través de empresas del sector con conocimiento de la actividad agraria ecológica o integrada, en régimen de concesión y bajo control municipal. Las empresas adjudicatarias deben gestionar el mantenimiento y garantizar la viabilidad económica autónoma de los huertos de ocio mediante la aportación económica que procura el arriendo de las parcelas y otras vías de financiación. Un porcentaje a determinar en las cláusulas del concurso debe dedicarse a huertos sociales.
  • El Ayuntamiento contempla además la categoría de Huertos asociados, correspondientes a huertos de alquiler de iniciativa y propiedad privada que se comprometen a respetar las mismas condiciones que los huertos públicos y que se integran en la red urbanos de huertos de Zaragoza.

CONTRA EL USO DE HERBICIDAS

Hace escasas semanas Amigos de la Tierra hizo público un estudio que confirmaba la presencia de restos de herbicidas en la orina humana de ciudadanos europeos. En concreto, del herbicida glifosato, uno de los más habitualmente usados en agricultura y jardinería. El estudio de Amigos de la Tierra se realizó en 18 países, incluida España, y los análisis realizados revelaron que el 45% de las muestras de orina contenían trazas del glifosato. Ello supone que las personas incorporan ese producto a través del aire, el agua o los alimentos que ingieren o por contacto.

PCPI - Familia profesional agraria

  • La competencia general de este perfil profesional consiste en ejecutar operaciones auxiliares en cultivos agrícolas siguiendo instrucciones de superiores o plan de trabajo, y cumpliendo las medidas de prevención de riesgos laborales, calidad y protección del medio ambiente
  • La competencia general de este perfil profesional consiste en ejecutar operaciones auxiliares para la implantación y mantenimiento de jardines, parques y zonas verdes, así como para la producción y mantenimiento de plantas en viveros y centros de jardinería, siguiendo instrucciones de superiores o plan de trabajo, cumpliendo con las medidas de prevención de riesgos laborales, calidad y protección del medio ambiente.
  • La competencia general de este perfil profesional consiste en realizar las operaciones auxiliares necesarias para la conservación, mejora y aprovechamiento de los recursos forestales, siguiendo instrucciones y plan de trabajo, aplicando criterios de calidad, eficacia y sostenibilidad, respetando las normativas medioambientales y de prevención de riesgos laborales.
  • La competencia general de este perfil profesional consiste en ejecutar operaciones auxiliares en explotaciones ganaderas, siguiendo instrucciones de superiores o plan de trabajo, atendiendo a criterios de calidad, bioseguridad animal, prevención de riesgos laborales, protección del medio ambiente y seguridad alimentaria.

Los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI)

Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI).
De acuerdo con el artículo 30.2 de la LOE el objetivo de estos programas es que todos los alumnos alcancen competencias profesionales propias de una cualificación de nivel uno de la estructura actual del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales, así como que tengan la posibilidad de una inserción sociolaboral satisfactoria y amplíen sus competencias básicas para proseguir estudios en las diferentes enseñanzas.

Normativa de aplicación de Aragón:
  • ORDEN de 25 de junio de 2008, del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, por la que se regulan los programas de cualificación profesional inicial en el ámbito de la Comunidad autónoma de Aragón.  BOA 11/07/08
  • Resolución de 11 de marzo de 2009, de la Dirección General de Política Educativa por la que se establecen los procesos y documentos de evaluación de los Programas de cualificación profesional inicial. BOA 1/04/09
  •  Resolución de 1 de abril de 2009, de la Dirección General de Política Educativa por la que se dictan instrucciones para el acceso a los Programas de cualificación profesional inicial impartidos en centros públicos y en centros privados concertados. BOA 24/04/09

  • Los perfiles profesionales de los PCPI  vienen expresados a través de:
    • Competencia general
    • Competencias personales, sociales y profesionales
    • Relación de cualificaciones y, en su caso, unidades de competencia de nivel 1 del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales
    • Entorno profesional
    • Currículo de los módulos específicos
    • Atribución docente y titulaciones del profesorado
    • Espacios formativos y equipamientos mínimo
    Perfiles profesionales publicados en BOA:

    Familia profesional de Administración y Gestión
    Familia profesional Agraria
    Familia Profesional Artes Gráficas
    Familia Profesional Comercio y Marketing
    Familia profesional Electricidad y Electrónica
    Familia profesional Edificación y Obra Civil
    Familia Profesional Fabricación Mecánica
    Familia profesional Hostelería y Turismo
    Familia profesional Informática y Comunicaciones
    Familia profesinal de Instalación y Mantenimiento
    Familia profesional de Imagen Personal
    Familia Profesional de Madera, Mueble y Corcho
    Familia profesional Servicios Socioculturales y a la Comunidad
    Familia Profesional Textil, Confección y Piel
    Familia profesional Transporte y Mantenimiento de Vehículos
    Familia Profesional de Vidrio y Cerámica

    Maquinaria

    MOTOAZADAS


    martes, 17 de septiembre de 2013

    PCPI - Operario de Actividades Auxiliares en Agricultura


    ORDEN de 30 junio de 2008, de la Consejera de Educación, Cultura y Deporte, por la que se aprueba el perfil profesional y el currículo de los módulos específicos del programa de cualificación profesional inicial de Operario de Actividades Auxiliares en Agricultura en la Comunidad Autónoma de Aragón.

    Denominación: Operario de Actividades Auxiliares en Agricultura
    Nivel formativo: Programa de Cualificación Profesional Inicial
    Familia Profesional: Agraria

    Artículo 3. Perfil profesional

    El perfil profesional del programa de cualificación profesional inicial Operario de Actividades Auxiliares en Agricultura queda determinado por su competencia general, sus competencias profesionales, personales y sociales, por la relación de cualificaciones profesionales y, en su caso, unidades de competencia del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales incluidas en el mismo.

    Artículo 4. Competencia general

    La competencia general de este perfil profesional consiste en ejecutar operaciones auxiliares en cultivos agrícolas siguiendo instrucciones de superiores o plan de trabajo, y cumpliendo las medidas de prevención de riesgos laborales, calidad y protección del medio ambiente.

    Artículo 5. Competencias profesionales, personales y sociales

    Las competencias profesionales, personales y sociales del perfil profesional son las que se relacionan a continuación:

    a) Preparar el terreno, manualmente o con pequeña maquinaria, para la implantación del material vegetal, siguiendo instrucciones.

    b) Realizar trabajos básicos, manualmente o con pequeña maquinaria, para la instalación de infraestructuras, siguiendo el plan de trabajo establecido.

    c) Ejecutar la siembra, transplante o plantación, manualmente o con pequeña maquinaria, siguiendo instrucciones.

    d) Regar el cultivo, manualmente o accionando mecanismos sencillos, para satisfacer sus necesidades hídricas, comprobando el funcionamiento de la instalación, siguiendo instrucciones.

    e) Abonar manualmente, o colaborar en el abonado mecánico, para el correcto desarrollo de las plantas, realizando las operaciones previas de acopio del abono con medios mecánicos, siguiendo instrucciones.

    f) Aplicar tratamientos fitosanitarios al cultivo con pequeña maquinaria siguiendo instrucciones, para mantener la sanidad de las plantas.

    g) Realizar operaciones culturales para el mantenimiento de suelo y cultivo, siguiendo instrucciones.

    h) Recolectar y conservar los productos y subproductos agrícolas, siguiendo instrucciones.

    i) Realizar las operaciones auxiliares de mantenimiento de las instalaciones de la explotación para su conservación en buen estado, siguiendo instrucciones.

    j) Adaptarse a la organización específica de la empresa integrándose en el sistema de relaciones técnico-laborales.

    k) Interpretar y ejecutar las instrucciones que recibe y responsabilizarse de la labor que desarrolla, comunicándose de forma eficaz con la persona adecuada en cada momento.

    l) Habituarse al ritmo de trabajo de la empresa cumpliendo los objetivos de rendimiento diario definidos en su propia organización.

    m) Abordar funciones múltiples de forma autónoma en el marco de las técnicas propias de su profesión.

    n) Solucionar problemas y tomar de decisiones individuales siguiendo las normas establecidas dentro del ámbito de las competencias.

    o) Consultar decisiones y ejecuciones cuando sus repercusiones económicas o de seguridad sean importantes, así como si afectan a más personas del grupo.

    p) Mostrar en todo momento una actitud de respeto hacia los compañeros, procedimientos y normas internas de la empresa.

    q) Mantener relaciones fluidas con los miembros del grupo funcional en el que está integrado.

    r) Participar en la organización y desarrollo de tareas colectivas y cooperar en la superación de las dificultades que se presenten, con una actitud tolerante y constructiva, respetando

    siempre a los compañeros.

    s) Adoptar una disposición positiva para adaptarse a nuevas técnicas y procedimientos requeridos en su trabajo como consecuencia de los cambios tecnológicos acontecidos, o por cambio de normativa.

    t) Respetar y conservar el medio ambiente.

    u) Observar siempre las medidas de higiene y seguridad adecuadas para cada tarea

    Artículo 6. Relación de Cualificaciones y Unidades de competencia del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales incluidas Cualificaciones Profesionales completas:

    a) Actividades Auxiliares en Agricultura, AGA163_1 (RD 1228/2006) que comprende las siguientes unidades de competencia:
    • UC0517_1: Realizar operaciones auxiliares para la preparación del terreno, siembra y plantación de cultivos agrícolas.
    • UC0518_1: Realizar operaciones auxiliares para el riego, abonado y aplicación de tratamientos en cultivos agrícolas.
    • UC0519_1: Realizar operaciones auxiliares en los cuidados culturales y de recolección de cultivos, y en el mantenimiento de las instalaciones en explotaciones agrícolas.
    Artículo 7. Entorno profesional

    1. Este profesional ejerce su actividad profesional en el área de producción en grandes, medianas y pequeñas empresas, tanto privadas, dedicadas a la producción agrícola, como en menor grado, públicas, en el ámbito de la administración local, autonómica o estatal. Asimismo, está capacitado para realizar tratamientos plaguicidas a nivel básico, según la actividad regulada por la normativa correspondiente. Se ubica en el sector agrario, dentro del subsector agrícola, en las siguientes actividades productivas: explotaciones extensivas, explotaciones hortícolas, explotaciones frutícolas, explotaciones vitícolas y explotaciones de agricultura ecológica.

    2. Las ocupaciones y puestos de trabajo más relevantes son los siguientes: 
    a) Peón agrícola
    b) Peón agropecuario
    c) Peón en horticultura.
    d) Peón en fruticultura.
    e) Peón en cultivos herbáceos.
    f) Peón en viticultura.
    g) Peón en explotaciones de Agricultura ecológica.

    Artículo 8. Módulos específicos

    Los módulos específicos del perfil profesional del programa de cualificación profesional inicial de Operario de Actividades Auxiliares en Agricultura son los que a continuación se relacionan y su currículo se desarrolla en el Anexo I de esta Orden:
    • E001. Operaciones de preparación del terreno, mecanización. Siembra, transplante o plantación de cultivos agrícolas
    • E002. Operaciones auxiliares de abonado, riego y tratamientos fitosanitarios. 
    • E003. Operaciones auxiliares de cultivo y de recolección. 
    • E004. Sistemas de protección de cultivos. Mantenimiento básico de instalaciones agrícolas. 
    • E005. Formación en centros de trabajo

    martes, 10 de septiembre de 2013

    Los inconvenientes de la agricultura industrial

    1. Introducción
    Llamamos agricultura industrial, en contraposición a la agricultura ecológica, a la agricultura intensiva y química que empezó en Occidente en los años cuarenta y que requiere altas inversiones para obtener grandes rendimientos rápidos.
    Al acabar la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de alimentar a una población exhausta y con graves carencias nutricionales llevaron a los gobiernos de distintos países a emprender una política de ayuda a la actividad agraria, para paliar rápidamente la insuficiencia alimentaria de la posguerra. En Europa, los sistemas tradicionales de producción basados en el empleo de mano de obra barata decaen en favor de un aumento de capital, lo cual permite en primer lugar la mecanización sustitutiva de la mano de obra y la aplicación masiva de abonos químicos, para aumentar la producción.

    El aumento del tamaño de las explotaciones agrícolas, la disminución de la población agraria y el incremento de los rendimientos de las cosechas constituyen quizá los tres rasgos más característicos de la evolución agrícola europea de aquellos años. Pero los costes que se han pagado han sido muy altos y las consecuencias negativas todavía no han sido totalmente asumidas por los gobiernos y por la población en general.
    Durante la década de los cincuenta, este tipo de agricultura produjo en Occidente grandes cosechas, por lo que fue rápidamente importado al Tercer Mundo, donde empezaron a verse sus aparentes ventajas en los años sesenta. En efecto, países como la India duplicaron su cosecha de trigo entre 1965 y 1971. Sin embargo, ese fue sólo uno de los aspectos visibles inmediatos. Paradójicamente, no sólo no se acabó el hambre en ese país ni en el mundo en general, sino que ha provocado, en el nivel exclusivamente socioeconómico, una mayor distancia entre países ricos y países pobres, además de graves problemas ecológicos y de salud.
    2. Agricultura y sociedad
    2.1. En los países en vías de desarrollo
    A raíz de la llamada "revolución verde", campaña lanzada por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en los años 60 para incrementar la producción alimentaria de los países del Tercer Mundo, se produjeron cambios drásticos en sus sistemas agrarios tradicionales. Se alentó a los campesinos a renunciar a las variedades que cultivaban tradicionalmente y a sustituirlas por variedades de cereales de gran rendimiento.

    Este tipo de cultivos exigen grandes cantidades de abonos artificiales y, así, por ejemplo, en la India se ha logrado aumentar la producción de trigo en un 50% y la de arroz en un 25%, pero a costa de multiplicar por 20 el empleo de abonos químicos. Por otra parte, como esas variedades de trigo se siembran en régimen de monocultivo, son particularmente vulnerables a los parásitos y a las enfermedades, por ello también exigen multiplicar el recurso a los pesticidas.
    Con sólo el 20% de la población mundial, el mundo desarrollado consume el 80% de los recursos mundiales, incluidos los alimentos. A partir de los años 80, en gran parte de los países de América Latina y África, se deterioró la dieta y aumentó el índice de mortalidad y, en 1990, 47 países eran más pobres que diez años antes, debido al constante deterioro del medio ambiente (con la consecuente pérdida de recursos), la explosión demográfica, la caída de los precios en el mercado internacional y el aumento de la deuda externa. Todo ello, unido a las desigualdades internas y a los procesos de concentración de la propiedad de la tierra. A título de ejemplo, en América Latina, aproximadamente el 88% de las tierras se halla en manos del 6% de la población.
    • Un intercambio desigual

      Muchos países en vías de desarrollo y que son fundamentalmente agrícolas deben destinar entre el 40 y el 50% de sus exportaciones al pago de la deuda externa, y estas exportaciones son en gran parte el producto de las cosechas. Así se completa el círculo vicioso que hace que las políticas impuestas por Banco Mundial y el Fondo de Desarrollo Internacional tengan más eficacia en la recuperación de la deuda externa que en el desarrollo real de los países a los que se presta dinero. Éstos deben plantar en régimen de grandes monocultivos, plátanos, café, cacao, tabaco, caña de azúcar, etc., o desforestar brutalmente para extraer madera, y vender a precios impuestos por el Mercado internacional, que normalmente benefician a los países desarrollados. Sin embargo, está demostrado que la asociación de cultivos es altamente beneficiosa para aumentar la producción de alimentos, aunque tal vez no la de productos exportables. Por ejemplo, en México, el cultivo de maíz junto con frijoles y calabaza permite obtener una cosecha 70% mayor que cultivando maíz sólo, sin embargo el maíz se cotiza en los mercados internacionales, pero no así los frijoles o la calabaza.
    Sin embargo, en muchos países en vías de desarrollo, las mejores tierras, que están concentradas en pocas manos, se dedican a monocultivos, mientras que la inmensa mayoría de la población rural no puede cubrir sus necesidades básicas alimentarias, ni siquiera en régimen de asalariados o explotando tierras marginales, que acaban siendo erosionadas; muchos campesinos sin tierra destruyen bosques por pura supervivencia, para convertirlos momentáneamente en tierras de labor, que se agotan rápidamente. Todo ello incide también en una fuerte emigración a zonas urbanas en donde se acentúan las condiciones de paro y extrema miseria en los suburbios que rodean las grandes urbes.
    Por otro lado, a pesar, por ejemplo, de la disminución de la producción de cereales per cápita, desde 1984, el 40% se dedica a la alimentación del ganado que sustenta la dieta cárnica del mundo desarrollado. Europa importa más de 14 millones de toneladas de grano anuales de países del Tercer Mundo, incluido países tan pobres como Etiopía. Si estos cereales fueran consumidos directamente por los seres humanos, podrían alimentar a diez veces más personas que animales. En los países industrializados, los forrajes que engordan a los animales de matadero son muchas veces con forrajes importados en tierras que no sirven así directamente para alimentar a la población que vive en ellas.
    Además el Tercer Mundo exporta más comida a los países industrializados de la que importa o la que recibe en concepto de ayudas alimentarias. Por añadidura, la comida exportada por el Tercer Mundo comporta un valor en proteínas más alto que el que importa.
    La consecuencia de todo ello es que la agricultura industrial, basada en el principio de máxima producción y máximo beneficio a corto plazo, tenga como efecto la acumulación de alimentos en unas zonas del planeta y su escasez en otros. No faltan alimentos en el mundo, sino que están mal distribuidos y la aplicación irracional de la ley de la oferta y la demanda, hace que todos los años se destruyan "excedentes" para que no bajen determinados precios, o no se recojan cosechas, porque es más rentable recibir la subvención y desaprovecharlas que recolectarlas y distribuirlas allí donde se necesitan.
    Todo esto no es sino un resumen simplificado de los inconvenientes a nivel humano, sociológico y económico, de la concepción de una agricultura industrial al servicio de la sobreexplotación de los recursos (sobre todo de la tierra, el agua y las energías no renovables como el petróleo) y de la obtención de máximos beneficios a corto plazo, y no de la satisfacción de la necesidad básica de comer, que, desde la creación de la agricultura y sus sucesivas transformaciones históricas, ha sido siempre su objetivo fundamental.
    2.2. En los países desarrollados
    Desde una perspectiva demográfica, uno de los fenómenos sociales más relevantes de las últimas décadas en los países desarrollados, y recientemente en los países en vías de desarrollo, ha sido la "huida del campo" o la progresiva despoblación de las áreas rurales y la superpoblación de las zonas urbanas. En gran parte, esta despoblación paulatina ha sido debido a la disminución del empleo agrícola, suscitado por la agricultura intensiva. La mecanización, los monocultivos y el abandono de los cultivos "no comerciales", ha provocado que se abandonen muchas tierras y se despueblen muchos municipios pequeños. Hoy día, una parte de la agricultura española vive de las subvenciones de la Unión Europea, que emplea un 50% de su presupuesto en ayudas al campo.
    • Cada vez menos agricultores

      Concretamente en España hay actualmente un millón menos de agricultores activos que en 1985. Entre 1985 y 1995 el empleo agrícola se ha reducido de un 16,1% a un 8,2%. En 1998, la población activa agrícola representaba el 8,48% del total, aproximadamente 1.100. 000 personas. La pequeña y la mediana explotación familiar, que genera más del 70% de la mano de obra de la agricultura, es la que más está sufriendo este proceso, junto con los jornaleros y temporeros. Así por ejemplo la superficie cultivada ha pasado de ser de 44 millones de hectáreas en 1982 a 33 millones en 2007.
    Por otra parte, además del paro provocado en las zonas rurales y de la presión sobre el empleo urbano que supone la emigración a las ciudades, se empobrece la conservación del medio ambiente, que es unas de las tareas tradicionales de la agricultura. Se abandonan huertos familiares, se erosionan muchos suelos incultos a los que se arrancaron en su día los árboles, se pierden caminos, sendas y veredas, se obstruyen fuentes, canales y acequias, se desmoronan las viejas aldeas, se pierden variedades de frutas autóctonas o que se habían aclimatado y proliferan los incendios, allí donde no hay nadie para advertirlos y apagarlos. Todo ello constituye una invalorable pérdida de patrimonio colectivo, cuyas pérdidas en la economía global están todavía por contabilizar. (Véase agricultura y medio ambiente).
    • Cada vez menos dinero

      ¿Viven mejor los agricultores que se quedan al tener aparentemente menos competencia? Salvo excepciones, la respuesta es negativa: cada vez se endeudan más al tener que emplear maquinaria cada vez más sofisticada y un mayor número de pesticidas y fertilizantes para obtener los mismos resultados. Mientras, los principales beneficios van a la industria agroalimentaria que unifican el proceso de selección de semillas, producción de productos fitosanitarios y comercialización de los productos agrícolas. Así, por ejemplo, de cada 2 euros que gasta un consumidor en frutas u hortalizas, el agricultor puede recibir una media de 20 céntimos y probablemente deberá invertir alrededor del 65% de lo que recibe para pagar las semillas, el agua de riego, las instalaciones, la maquinaria cada vez más sofisticada, los herbicidas, pesticidas y abonos químicos, que tienen que aumentar progresivamente en la medida en que se empobrecen los suelo y aparecen nuevas enfermedades, o los mismos productos van perdiendo eficacia.
    Al final, su rendimiento neto es de 14% de lo gastado. Esto le conduce a un círculo vicioso de tener que aumentar la producción, sobre explotando las tierras e invirtiendo cada vez más dinero en infraestructura (maquinaria, invernaderos, sistemas de riego...) y en fertilizantes y pesticidas.
    Ya en los años 70, el poder adquisitivo del agricultor europeo había descendido una media de 30% respecto a épocas anteriores, pues los costes de los productos industriales y de los servicios suben en mayor proporción que los precios de los productos agrícolas y así, puede darse la paradoja de que, aunque el consumidor pague cada vez más por un kilo de avellanas, el agricultor reciba cada vez menos por ese mismo kilo.
    Curiosamente, más de la mitad de la producción agrícola española se exporta, mientras que más de la mitad de los alimentos que consumimos proviene el exterior. Esto supone una enorme infraestructura de transporte y distribución, que acarrea un consecuente aumento de costes y una disminución de la calidad, sobre todo en hortalizas o alimentos perecederos.
    La agricultura ecológica no sólo tiene en cuenta la producción de alimentos sin utilización de pesticidas ni abonos químicos, sino que procura un ahorro de costes económicos y tecnológicos, un acortamiento del ciclo de distribución de los alimentos, desde que se producen hasta que llega al consumidor y una mayor equidad en el porcentaje del precio final que el agricultor percibe por ellos.
    Si los productos "biológicos" (cultivados bajo los principios y con las técnicas de la agricultura ecológica) resultan a veces algo más caros es, en muchas ocasiones, porque hay que pagar el trabajo inicial que supone reconvertir explotaciones agrícolas industriales en explotaciones ecológicas, y porque los circuitos de distribución alternativos todavía no están muy generalizados. En la medida en que los consumidores empiecen a apreciar y a exigir productos biológicos, éstos se producirán en mayor abundancia, originando así un descenso en los costes de producción y de distribución, que beneficiará respectivamente a agricultores y consumidores. Un huerto biológico puede producir 16 toneladas de alimentos por hectárea, mientras que una explotación convencional rara vez produce más de seis.
    En 1989, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que durante décadas ha promovido la "modernización" de los cultivos, asombró a la Comunidad internacional publicando un informe en el que reconocía que los métodos "orgánicos" de labor eran tan productivos como la agricultura de los pesticidas y de los abonos químicos. El informe concluía afirmando que la generalización de los métodos de cultivo orgánico o ecológico haría que los agricultores obtuvieran unos crecientes beneficios económicos y que todo ello redundaría en una mejora apreciable del medio ambiente.
    2.3. Algunas propuestas socioeconómicas de la agricultura ecológica
      1. Volver a una agricultura productiva hecha por agricultores, y no productivista hecha por las industrias agroalimentarias.
      2. Fomentar políticas agrarias al servicio de toda la sociedad con una visión global no agresiva con el medio ambiente, que procure una justa retribución del trabajo agrícola y que fomente la calidad orgánica de los alimentos en aras de la salud.
      3. Promocionar la creación y potenciación de las redes de comercialización directa.
      4. Utilizar la tierra al servicio de la riqueza social.
      5. Promover la solidaridad como valor en el medio rural.
      6. Llevar a cabo intercambios justos en el comercio agrícola con los países en vía de desarrollo.
    Actividad voluntaria
    Para ampliar la información sobre la relación entre agricultura ecológica, el medio rural y la economía global, conectar con Plataforma rural, socio europeo de REPAS 
    (Red Europea de Alianzas por una Agricultura Sostenible)
    c/ Navas de Tolosa, 3, 4, - 28013 - Madrid
    Tel. 908-475263, ext. 2. Fax: 91-5216668).
    3. Agricultura y medio ambiente
    La influencia de la agricultura en el medio ambiente ha dejado de ser un tema que preocupe sólo a los especialistas. Su extrema industrialización ha deteriorado la calidad de vida, tanto en el medio rural como urbano.
    3.1. El impacto sobre el suelo
    Tal vez el efecto más desolador de la agricultura industrial sea el papel que desempeña en la destrucción de la capa fértil del suelo, su mineralización, es decir, su pérdida de vida orgánica, y la consecuente erosión que se produce a lo largo de este proceso. El precio que pagamos por sobre explotar la tierra es la pérdida anual de 110.000 kilómetros cuadrados de tierra cultivable. En Estados Unidos, uno de los máximos exponentes de la agricultura industrial se ha perdido un tercio de su capa vegetal. Si el suelo muere, las plantas, animales y personas que vivan de él, ya no podrán hacerlo por más tiempo.
    Las principales causas de esta pérdida de suelo son:
    1. Su compactación por la utilización de maquinaria pesada.

    2. El abandono de los abonos orgánicos y la utilización masiva de abonos químicos.

    3. La quema de restos de cosecha.

    4. El cultivo repetido año tras año y el abandono de las rotaciones y de los barbechos o periodos de descanso del suelo cultivable.

    5. El uso de herbicidas y pesticidas que matan indiscriminadamente casi toda la fauna y la flora, en aras del cultivo principal, y contaminan los suelos durante años.

    6. La salinización de las tierras producidas por excesos de riego y malas prácticas de laboreo. La mayoría de las tierras de regadío se utilizan año tras año, mientras que el suelo necesitaría descansar para que las sales acumuladas fueran "lavadas" por el agua de lluvia.

    7. El sobrepastoreo que impide que se reponga la flora.

    8. Progresiva urbanización (incluida no sólo la construcción de viviendas), sino también de infraestructuras como autopistas, carreteras, aeropuertos o embalses.

    9. En general, la erosión producida por lluvias torrenciales, el sol y el viento, sobre tierras a las que se ha desprovisto de su capa vegetal.
    Teniendo en cuenta todo esto, puede considerarse que el suelo es un recurso natural cada vez más limitado, frágil, de difícil y lenta recuperación.
    • Algunas propuestas para luchar contra la erosión
    a) Contra la erosión eólica (la producida por el viento), se puede intentar reducir su velocidad mediante cortavientos (véase setos) y aumentar la resistencia del suelo con cobertura, evitando que el suelo quede desnudo. Por otra parte, pueden utilizarse las siguientes técnicas de laboreo:
    Utilizar aperos que disgreguen poco el suelo para obtener una textura de grumos o de terrones.
    Retrasar al máximo el laboreo, dejando mientras el suelo cubierto con rastrojos o restos de la cosecha anterior.
    Labrar en sentido perpendicular a la dirección de los vientos dominantes.

    Emplear técnicas de no laboreo, utilizando cubierta vegetal permanente.

    b) Contra la erosión hídrica (la producida por el agua) se trata de disminuir su impacto y velocidad, y de aumentar la resistencia del suelo mediante abancalamientos, cubertura del suelo con vegetación, sistemas de drenaje y caballones que rompan la continuidad de los terrenos en pendiente. Además de las técnicas ya mencionadas de labrar obteniendo una textura grumosa y dejar el terreno cubierto, hay que labrar siguiendo las curvas de nivel.
    3.2. Impacto sobre el agua
    La agricultura consume un 80% del agua utilizada por los seres humanos. La fuerte presión ejercida por la agricultura industrial para convertir tierras de secano en tierras de regadío, aumentar el número y el peso de las cosechas y cultivar no aquellas especies adaptadas al terreno, sino las que son más económicamente rentables en los grandes mercados, hace que las capas freáticas se vayan agotando rápidamente y se salinicen muchos terrenos, porque no pueden digerir las sales acumuladas sobre él, una vez que el agua se ha evaporado.
    Por otra parte, el empleo masivo de abonos químicos y de herbicidas contamina gravemente los acuíferos y las corrientes de agua, llegando a los océanos donde se ha detectado restos de dicha contaminación incluso en las focas del Antártico.
    El empobrecimiento del suelo, por su parte, provoca la disminución de su capacidad natural de absorción y retención de agua, lo que, a su vez, contribuye a un nuevo empobrecimiento, con lo que se acelera la cadena de deterioro ambiental.
    3.3. Impacto sobre las plantas y animales
    Uno de los principales impactos de la agricultura industrial es la pérdida de biodiversidad. Se pierden semillas y variedades de cereales, hortalizas o frutas, porque se tiene en cuenta unos rendimientos a corto plazo y aquellas variedades que tienen una fácil salida en el mercado, por factores que no tienen que ver con su valor dietético, sino las facilidades de comercialización, su aspecto, las modas, en definitiva, el nivel de demanda de los consumidores que se haya influido por un sistema de distribución, publicidad y de precios impuesto por las grandes empresas agroalimentarias. Por otra parte, se eliminan masivamente comunidades enteras de animales y plantas con la obsesión de mantener sólo sobre el terreno el cultivo principal.
    Desde 1970 unas cuantas corporaciones químicas han absorbido a más de 800 pequeñas empresas dedicadas a conservación y comercialización de semillas. Con este monopolio creciente tienen la posibilidad de imponer cultivos dependientes de los fertilizantes químicos y de los pesticidas, que también fabrican ellos. Antes de la "revolución verde", por ejemplo, se cultivaban en el mundo 2.000 variedades de arroz, mientras que actualmente sólo existen 25. Por otra parte, de las 80.000 plantas potencialmente comestibles sólo se cultivan unas 150 a gran escala y menos del 20% de éstas proporcionan el 90% de la alimentación mundial.
    La lucha química contra determinadas enfermedades y plagas ha provocado una inadecuada utilización de herbicidas y pesticidas que, al desvitalizar a las plantas, les vuelven cada vez más indefensas ante enfermedades y parásitos cada vez más resistentes a productos cada vez más fuertes que hay que utilizar en mayores dosis y con mayores frecuencias. A principios de la década de los 90, había más de 60.000 sustancias químicas en el mercado y cada año se producen aproximadamente 300 más. El exceso por otra parte de abonos nitrogenados predispone a las plantas al ataque de insectos, dado que aumenta el contenido de aquéllas en azúcares en las partes tiernas, haciendo más apetecibles sus brotes.
    Algo parecido sucede con la ganadería y los animales de cría. Sólo en la cuenca de Mediterráneo 118 variedades de ganado están en peligro. Se fomenta la cría de varias razas de gallinas ponedoras con un criterio productivista a corto plazo, pero cuyas condiciones de cría y alimentación las debilita.
    En muchas granjas industriales se mantiene a los animales hacinados e inmovilizados, a veces con luz artificial para que produzcan más y se les alimenta con piensos compuestos, de origen animal en muchas ocasiones -por ejemplo con harinas de pescado- con lo que animales herbívoros como las vacas ven cambiada su dieta, sin que se conozcan las consecuencias a medio plazo sobre su resistencia a enfermedades o sus adaptación genética.
    Respecto a la vida silvestre en general, pesticidas y herbicidas no sólo matan directamente a los parásitos contra los que se lucha, sino que disminuye la población de sus predadores naturales como muchas especies de aves insectívoras. La quema de rastrojos elimina las semillas de los animales granívoros. La canalización y envenenamiento progresivo del agua empobrece la vida piscícola, la ampliación de la red viaria necesaria para la intensificación de la agricultura aísla determinadas poblaciones silvestres y reduce el hábitat de otras que van retrocediendo a áreas menos accesibles, pero cada vez más limitadas.
    A finales de los años 60 surgió en Europa el Grupo consultivo para la agricultura y la vida silvestres (Farming and Wildlife Advisory Group) con el objetivo de reunir a todos los interesados en el espacio rural, desde agricultores y propietarios de tierra, a la Administración y a los conservacionistas.
    Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) también promueve la agricultura ecológica en Europa, participando en programas de investigación y divulgación, y presionando a los distintos gobiernos para que adopten medias legales que favorezcan la utilización de los métodos de la agricultura ecológica.
    En 1982, se creó en Malasia la Red de Acción contra los plaguicidas (Pesticides Action Network- PAN) integrada por organizaciones de consumidores, de desarrollo, sindicatos, ecologistas y otros grupos. Una de sus finalidades consiste en expandir los controles sobre la exportación e importación de plaguicidas y la de divulgar formas de agricultora ecológicamente sanas y socialmente justificables.
    Contrariamente a la opinión generalizada sobre la falta de rentabilidad de la agricultura ecológica, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos ha llegado a reconocer, tras estudiar concienzudamente 14 granjas alternativas que no utilizaban productos químicos que este hecho reduce el impacto adverso de la agricultura en el medio ambiente y la salud, sin disminuir necesariamente  y en algunos casos aumentando el rendimiento de las cosechas y la productividad de los sistemas de cría de ganado.

    Resumen
    La agricultura intensiva o industrial, contrariamente al papel que tradicionalmente ha desempeñado la labor agrícola como actividad colaboradora con la naturaleza, influye negativamente en el medio ambiente y a gran escala por:
      • Contribuir al empobrecimiento y erosión del suelo.
      • Matar la vida en lugar de crearla, reduciendo la biodiversidad.
      • Agotar y envenenar las aguas superficiales y de las capas freáticas.
      • Colaborar en la creación de plagas cada vez más resistentes.
      • Debilitar las defensas de los animales de cría por sus condiciones de explotación.
      • Cortar los hábitats de la vida silvestre mediante la construcción de redes viales y grandes infraestructuras.
    4. Agricultura y salud
    Es una queja generalizada que muchos productos agrícolas cada vez son más insípidos y se conservan peor, aunque su tamaño y su aspecto hayan mejorado. Parecería que se ha ganado en apariencia para perder en calidad real. Éstas son las consecuencias más visibles de la aplicación masiva de productos químicos a frutas, hortalizas y el engorde artificial de animales con ellos. Pero sólo es la punta del iceberg. Por debajo, se hallan las consecuencias que para la salud está teniendo la producción de alimentos con los métodos de la agricultura industrial: muchos alimentos contienen residuos tóxicos y otros van perdiendo parte de sus cualidades nutritivas.
    El empleo indiscriminado de plaguicidas está generando alteraciones ecológicas aún insuficientemente calibradas. Sus principales peligros son::
    1. Su creciente difusión en los sistemas acuático, terrestre y atmosférico.
    2. Su capacidad de acumulación a lo largo de las cadenas alimentarias.
    3. La toxicidad propia de cada compuesto químico
    .
    4.1. Contaminación, enfermedades y alimentos envenenados
    Para empezar, durante algún tiempo se creyó que los pesticidas contaminaban el suelo momentáneamente y que después se descomponían o que quedaban inmovilizados en las partículas del mismo. Esto es puede ser así en un primer momento, pero, posteriormente pueden ser liberados por los microorganismos, como ocurre con uno de los compuestos del proponil, pesticida utilizado para la fumigación de arrozales. Lo mismo ocurre con el dibromuro de etileno, pesticida cancerígeno, prohibido sólo en algunos países, que puede permanecer en el suelo durante más de 20 años.
    Las sustancias químicas empleadas por la agricultura industrial pueden afectar:
    • Directamente a los trabajadores agrícolas por contacto, ingestión o inhalación.
    • Indirectamente, por acumulación en la cadena alimentaria, bien sea consumiendo las plantas de los cultivos tratados o los animales que se han alimentado de esas plantas.
    Ya en 1987, se alertó a la opinión pública con la publicación del Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos de que el 90% de los fungicidas utilizados en dicho país podían resultar cancerígenos, al igual que el 30% de los insecticidas y el 60% de los herbicidas.
    Las "pruebas" que pasan antes de ser aprobados lo son sólo sobre animales y no dicen nada sobre la ingestión de cantidades mínimas durante un largo periodo de tiempo. Por tanto, no son concluyentes. Por otro lado, se investigan uno a uno y no los efectos de acumulación que pueden ejercer unos productos químicos sobre otros cuando se encuentran en el mismo alimento en forma de residuo de pesticidas, conservantes y colorantes, por ejemplo.
    Todos los años se producen en el mundo entre 400.000 y dos millones de envenenamientos por contacto o ingestión, a causa de los pesticidas. La mayoría de ellos en el Tercer Mundo, a donde se exportan muchos de los pesticidas prohibidos en países desarrollados como del DDT o el Lindano. Sus residuos vuelven a llegar a los países industrializados en los alimentos importados. Otros pesticidas tienen otro tipo de efectos: el DBCP produjo en 1977 la esterilidad de los trabajadores de una planta productora de dicho producto en California, sin embargo continuó exportándose a Centroamérica. De los pesticidas permitidos en Gran Bretaña, 90 fueron se han asociado con alergias o irritaciones de la piel; y se han detectado 61 como susceptibles de producir mutaciones genéticas.
    Los más afectados a corto plazo son grandes sectores de trabajadores agrícolas. Entre los que trabajan en invernaderos, una gran mayoría sufren después de tres meses afecciones cutáneas y pulmonares.
    Investigaciones llevadas a cabo hace ya una década han mostrado que un 37,7% de las frutas y de las verduras de la agricultura convencional frente a sólo un 3,2% de las procedentes de la agricultura ecológica contenían residuos tóxicos. Y que entre las primeras, un 3,7% superaban las cantidades permitidas.
    Pero tal vez, una de las sustancias nocivas que más abundan en las hortalizas no provienen de los plaguicidas, sino del abono químico (que contienen sales minerales fácilmente solubles), como los aminoácidos libres, que el estómago humano digiere con dificultad, ácido oxálico y solanina y, en especial, nitratos procedentes del abono nitrogenado.
    El exceso de nitrato se transforma en nitrito a través de la saliva y de los jugos gástricos. El nitrito se combina con las aminas para formar la nitrosamina, que es una sustancia cancerígena. Los nitratos han sido asociados con el cáncer de estómago y con el síndrome de asfixia en los Estados Unidos. Por otra parte, los nitritos, en combinación con los residuos de los fungicidas como los ditiocarbamatos, pueden provocar también mutaciones cuyos efectos sobre la descendencia todavía no se han investigado a fondo.
    En lo que respecta a los animales, hoy día se abusa de antibióticos y hormonas de crecimiento, muchas de ellas cancerígenas, en la cría y engorde de ganado. Para combatir, por ejemplo, la salmonela transmitida a través de los huevos y productos elaborados con huevos, los productores avícolas han recurrido al uso indiscriminado de antibióticos y muchos de éstos se han vuelto ineficaces.
    • Clases de compuestos y efecto
      • Compuestos arsenicales: Bloquea enzimas, producen irritación cutánea y dilatación del sistema cardiovascular.
      • Compuestos fluorados: Libera ácido fluorhídrico en el estómago.
      • Compuestos de dinitro: Incrementa el metabolismo basal, disminuye el glucógeno hepático y muscular y produce irritación dérmica.
      • Organoclorados: Se acumulan en el tejido adiposo, actuando en el corazón, hígado y cerebro.
      • Organofosforados: Producen fosforilación de las enzimas de la sangre y que la acetilcolina se acumule en las sinapsis del sistema nervioso.
      • Carbamatos: Inhiben la acetilcolinesterasa.
    A título de ejemplo, se han encontrado organoclorados (heptacloro, HCT, DDT, endrín y dieldrín) en muchas muestras de queso y en algunas de carne de ovino y de porcino y en algunas leches condensadas.
    A título de ejemplo, se han encontrado organoclorados (heptacloro, HCT, DDT, endrín y dieldrín) en muchas muestras de queso y en algunas de carne de ovino y de porcino y en algunas leches condensadas.
    4.2. La pérdida de valor nutritivo
    Hoy día muchas manzanas son muy gordas pero no saben a nada o, a veces a pesticidas. La mayoría de las cebollas han perdido parte de su magnesio y muchos filetes de ternera pierden parte de su volumen, y por tanto de sus proteínas, en cuanto se ponen en la sartén. Es como si se evaporase su exceso de agua. Son las consecuencias del "engorde" artificial o forzado.
    La calidad de los productos alimentarios no sólo depende de su aspecto exterior (forma, tamaño, color...) sino también de su capacidad de almacenamiento y, sobre todo de su valor biológico en proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales y en la ausencia o en una mínima concentración de sustancias nocivas para la salud, como aminoácidos libres, nitratos o restos de plaguicidas. Es difícil encontrar hoy día productos biológicamente puros al cien por cien, ya que, incluso aquéllos cultivados con métodos ecológicos pueden tener restos de fumigaciones de cultivos vecinos o por la contaminación atmosférica o de la lluvia ácida, por ejemplo. Sin embargo, existen unos índices mínimos legislados por debajo de los cuales se supone que no existe un riesgo apreciable para la salud.
    En investigaciones realizadas en 1970, quedó demostrado que las hortalizas abonadas con productos químicos, en comparación con las abonadas con materia orgánica contenían:
    • 23% menos de materia seca (menor valor nutritivo)
    • 18% menos de proteínas
    • 28% menos de vitamina C
    • 19% menos de azúcares
    • 23% menos de aminoácidos en proteínas
    • 18% menos de potasio
    • 10% menos de calcio
    • 13% menos de fósforo
    • 77% menos de hierro
    El mayor contenido en materia seca de las plantas cultivadas de forma ecológica hace que pierdan menos peso y consistencia durante su conservación que las cultivadas con los métodos de la agricultura industrial. En la conservación de patatas, por ejemplo, la diferencia de pérdida oscila entre el 8 y el 18% más.
    La pérdida de valor nutritivo, medida en disminución de calorías, vitaminas, hidratos de carbono y oligoelementos tiene también consecuencias indirectas en la salud, sobre todo en la disminución de las defensas del organismo, que tiene mayor propensión a sucumbir ante los virus y otros agentes patógenos, al quedar debilitado el sistema inmunitario. Cada día es más habitual que productos como la leche o las margarinas sean enriquecidos con vitaminas C o D, para compensar las deficiencias generalizadas de muchos alimentos. También es cada vez más frecuente que los consumidores recurran a complejos vitamínicos vendidos en las farmacias o a la ingestión de oligoelementos por vía de ampollas homeopáticas, para compensar el deterioro progresivo de los alimentos, que van ganando en presentación y comodidad de consumo y perdiendo en valores nutritivos.
    Práctica de comprobación
    Comparar alguna fruta u hortaliza de temporada: una cultivada con métodos convencionales y otra con métodos ecológicos. 
    Poner atención en el olor, color, la textura y el sabor.

    5. Alimentos transgénicos
    Los alimentos transgénicos son los producidos a partir de un organismo modificado genéticamente utilizando laingeniería genética. Es por ejemplo, un alimento que se obtiene de un cultivo al que se le han incorporado genes de otro para producir unas características deseadas. Actualmente los cultivos más empleados y modificados son  la soja, el maíz y la cebada.

    Básicamente la ingeniería genética es una ciencia que se dedica a la investigación de los componentes genéticos en el ADN de los seres vivos. En el caso de la agricultura su labor está en la extracción de secuencias o combinaciones con características concretas para poder incluirlas en el ADN de otros seres, eliminando o modificando estos genes. Esta tecnología no tiene nada que ver con la mejora que se introdujo en el año 1876 de cruzamiento inter genético, como avance en el descubrimiento de la reproducción sexual.

    En el año 1983 se produce la primera planta trasgénica, en la que los científicos logan aislar un gen e introducirlo en el genoma de la bacteria E.Coli. Unos años más tarde la principal multinacional de semillas logra modificar la primera planta genéticamente, una planta de tabaco resistente a un fármaco. Le sigue a continuación la modificación de unos tomates que unos meses más tarde resulta presentar problemas de sabor y composición que le hace retirarlos del mercado, aunque su uso sigue siendo para la producción de tomate elaborado.

    En el nuevo siglo los estudios han ido dirigidos principalmente al aumento de la productividad de los cultivos haciéndolos más resistentes a determinadas plagas y haciendo que la presencia física de los alimentos sea mucho más aceptable para el consumidor. Nuevos colores, tamaños, sabores, etc., son algunas de las características buscadas aunque no siempre vaya asociado a calidad en sabor.
    Todos estos cambios no se sabe muy bien que problemas pueden causar y es por ello por lo que surgen muchos movimientos mundiales en contra de la plantación y comercialización de estos productos. En la mayoría de los casos exigen el etiquetado de estos productos por cuestiones de seguridad alimentaria. Existe una lucha entre los detractores y defensores de estos alimentos.
    Por un lado las grandes empresas no paran de anunciar los grandes beneficios de la biotecnología, por que con ellos se consiguen mejores productos, mayores producciones y cultivos donde existe la ausencia del empleo de herbicidas y fertilizantes en su crecimiento. Llegan incluso a comentar que este tipo de alimento trasgénico es mucho más seguro y saludable que los alimentos naturales.
    La FAO ha declarado con respecto a los alimentos trasgénicos lo siguiente;
    “Hasta la fecha, los países en los que se han introducido cultivos transgénicos en los campos no han observado daños notables para la salud o el medio ambiente. Además, los granjeros usan menos pesticidas o pesticidas menos tóxicos, reduciendo así la contaminación de los suministros de agua y los daños sobre la salud de los trabajadores, permitiendo también la vuelta a los campos de los insectos benéficos. Algunas de las preocupaciones relacionadas con el flujo de genes y la resistencia de plagas se han abordado gracias a nuevas técnicas de ingeniería genética.
    Sin embargo, que no se hayan observado efectos negativos no significa que no puedan suceder. Los científicos piden una prudente valoración caso a caso de cada producto o proceso antes de su difusión, para afrontar las preocupaciones legítimas de seguridad”.
    En el mismo sentido se ha declarado la OMS, afirmando que no existe ningún alimento en la actualidad con riesgos para la salud.
    Los detractores por su lado postulan que estos cambios genéticos provocan toxicidad y alergias. En el caso de las alergias debido a la aparición de reacciones alérgicas en algunos individuos susceptibles a ello. La toxicidad de estos alimentos se está investigando en diversos estudios donde el funcionamiento hepático es la clave del mismo, ya que es el órgano es el que realiza esta función.  Muchos de estos estudios han presentado conclusiones en las que evidencian toxicidades muy altas en ratas tratadas con alimentos trasgénicos.
    Pero la mayor queja de los grupos en contra de estos alimentos es el pago de regalías del agricultor al mejorador de los cultivos. Además de las modificaciones moleculares que se producen en algunos cultivos, como el tomate, que impide la reutilización del propio cultivo para años sucesivos. En muchos casos se producen inhibidores en las semillas que evitan el empleo en nuevas cosechas.
    En España hay una asociación que se ha dedicado a investigar que plantaciones cultiva alimentos trasgénicos y a aportar su localización. Esta Asociación es Amigos de la Tierra y aporta mucha información al respecto, gracias a una sentencia del Tribunal  Europeo de Justicia en la que obligaba a dar a conocer las parcelas donde se están produciendo investigaciones con estos cultivos.
    Según esta información las comunidades autónomas que realizan experimentos con estos alimentos son; Zaragoza, Sevilla, Lérida, Málaga, Albacete, Navarra, Salamanca, Burgos, Valladolid, Toledo, León, Zamora, Ciudad Real, Córdoba, Huesca, Palencia, Badajoz y Castellón. Del total de las investigaciones con trasgénicos al aire libre en Europa un 42% se realizan en España. Nuestro país es líder en cultivo de Mon 810 con casi 80.000 hectáreas, es decir, el 75% de todo el maíz de este tipo que se produce en Europa, bien es cierto que por ejemplo en el caso del maíz trasgénico su ocupación en HA se ha reducido en más de 12.000 en los últimos años.

    El MARN (Ministerio del Medio Ambiente, Medio Rural y Marino) reconoce que existen agricultores que han sido afectados por los trasgénicos. La mayoría de ellos han sufrido contaminación trasgénica en sus campos y en muchos casos la pérdida total de todas sus producciones por el polen de esas parcelas colindantes con cultivos trasgénicos. En algunos casos de habla de la influencia de grandes empresas en el Ministerio para la toma de decisiones.
    El debate está abierto en la sociedad y parece evidente que hasta que se sufra un daño ecológico o un daño en la salud humana severo no se cambie el actual rumbo. Las presiones son muy grandes y los gobiernos no quieren enfrentarse a las grandes multinacionales.

     Lecturas complementarias voluntarias
    • Agricultura sustentable
    • Los niños y los agrotóxicos
    • Edward Goldsmith, Nicholas Hildyar, Peter Bunyard, Patrick McCully: La Tierra. Un planeta para la vida, Editorial Folio, Barcelona, 1992.
    • Andrew Rees: El libro verde de bolsillo, Talasa Ediciones S.L., Madrid, 1991.

    Bases científicas de la agricultura ecológica: El ciclo de la vida y el suelo

    1.- El ciclo de la vida y el suelo

    La agricultura ecológica se basa fundamentalmente en la observación y respeto de los ciclos de la Naturaleza. Por ello, recupera y mejora algunas de las técnicas de la agricultura anterior a su industrialización. Pero no es una vuelta al pasado, porque al mismo tiempo incorpora los resultados de las nuevas investigaciones encaminadas a colaborar con la Naturaleza, en lugar de explotarla y a utilizar racionalmente sus recursos, en lugar de despilfarrarlos. Para ello, parte de una concepción en la que cuentan no sólo los resultados a corto plazo, sino también las consecuencias a largo plazo de la intervención de la mano humana en los suelos para hacerlos producir plantas que antes no estaban en ellos o, que ya estaban, pero cuya producción se pretende aumentar y mejorar.
    Desde la perspectiva global de la agricultura ecológica, el ser humano no es un agente externo a la Naturaleza sobre la que puede actuar sin consecuencias, sino una parte integrante de una gran cadena alimentaria, que relaciona cada organismo con los demás, uniéndoles en un ecosistema, en donde todos los organismos vivos, por pequeños que sean ocupan su lugar y desempeñan su función.

    De un modo esquemático, en el origen de la cadena se hallan las bacterias que fijan en el suelo el nitrógeno libre de la atmósfera, para que pueda ser aprovechado por las plantas. Éstas, ya sean plantas de flor, helechos, musgos, algas gigantes o microscópicas, etc. constituyen el segundo eslabón de la cadena alimentaria, que toman el dióxido de carbono de la atmósfera y el agua del suelo y utilizan las radiaciones solares para producir glucosa, rica en energía. Durante este proceso, desprenden oxígeno, elemento indispensable para la supervivencia no sólo de las plantas, sino también de los animales.
    Podríamos llamar a las plantas los 'productores primarios' que sirven de alimento de todos los animales herbívoros (desde la oruga a la vaca) y de organismos microscópicos marinos (el zooplancton) que se alimentan de algas. Los herbívoros son consumidores primarios vegetarianos y, a su vez, son presa de los consumidores secundarios carnívoros como los grandes felinos, las aves rapaces o los tiburones. El ser humano se ha situado en la cúspide de la cadena como uno de los mamíferos omnívoros. Sin embargo, la cadena no se interrumpe, porque, mientras tanto, los saprofitos (bacterias y los hongos) descomponen la materia muerta y reciclan sus sustancias nutritivas en el seno del ecosistema. De modo natural, el ser humano vuelve a la tierra, aunque ciertos enterramientos panteones, mausoleos, cremaciones.... interfieran en este ciclo natural.
    Por ello, en la agricultura ecológica, se hace hincapié en que nada se crea ni se destruye, sino que simplemente se transforma. Todo lo que sale del suelo, debe volver a él de una u otra forma.

    1.1. Intercambios equilibrados
    Al efectuar la fotosíntesis, las plantas verdes inhalan dióxido de carbono y desprenden oxígeno. Los consumidores, tanto primarios como secundarios, inhalan oxígeno y desprenden dióxido de carbono.
    Este tipo de intercambio recíproco entre organismos vivos constituye una característica fundamental del mundo natural. Las ovejas o las vacas, por ejemplo, pacen la hierba y ramonean las hojas de los árboles, pero sus excrementos alimentan a los coleópteros, los hongos y las bacterias que descomponen sus excrementos y procuran las sustancias nutritivas a las plantas que permiten vivir a vacas y ovejas.
    A escala microscópica, se establecen relaciones análogas entre muchos árboles y las bacterias del suelo. Las sustancias azucaradas de sus raíces favorecen la proliferación de bacterias y éstas alimentan a unas minúsculas amebas que excretan amoniaco que, a su vez, es transformado en nitrato por otras bacterias, nitrato que puede ser asimilado por los árboles y que favorece su crecimiento.
    En el interior de un ecosistema son esenciales las relaciones complejas que se desarrollan entre plantas y animales. Son estas relaciones las que aseguran que el flujo de energía permanezca constante en el sistema, que todos sus miembros dispongan de sustancias nutritivas y que todos los residuos sean reciclados. Cuando se altera uno de los elementos del sistema, todo él queda afectado.
    Así, por ejemplo, cuando se destruye un predador natural de un insecto, éste puede desarrollarse desproporcionadamente hasta convertirse en una plaga. Si se elimina a un gran número de animales carnívoros, los herbívoros proliferan en exceso consumiendo los pastos; pero si, por ejemplo, se beneficia sólo un tipo de herbívoro como la oveja, el pastoreo pierde eficacia, ya que, por ejemplo en las colinas, se crían más y mejores ovejas si también hay vacas, ya que a éstas les gusta las hierbas altas, mientras que la oveja pasta a ras del suelo arrancando las hierbas con los dientes delanteros.
    En resumen, el suelo nutre a las plantas, que, a su vez, nutren a los animales que, por su parte, estercolan la tierra nutriendo los suelos, que vuelve a nutrir a las plantas. El agricultor ecológico que entiende este ciclo, no sólo no lo interrumpirá artificialmente, sino que lo mantiene integrándose en él. Como consumidor (vegetariano o carnívoro) debe observar en todo caso la ley del retorno: devolver al suelo todos los residuos (animales, vegetales y humanos), a través del compost, de la cubertura o acolchado, del riego con aguas fecales, etc. Las cenizas de aquellos elementos que no puedan incorporarse directamente al suelo (por ejemplo, plantas enfermas o semillas deadventicias indeseadas) enriquecerán la tierra con potasa.

    1.2. Algunos conceptos clave de la agricultura en general
    El campo agrícola es un productor de energía en forma de alimentos. Para obtener la energía alimentaria, previamente ésta debe estar disponible (luz, calor, agua...). Toda la energía de que dispone la Tierra es menor que la solar, por tanto, para conservar su equilibrio energético natural, debe absorber del espacio exterior tanta energía como la que envía a éste.
    El sol
    Dos tercios de la energía solar no reflejada directamente se transforma en energía térmica, por absorción de la radiación solar por la atmósfera y por la superficie terrestre. Un tercio de esta energía solar es asimilada por los fenómenos de evaporación, circulación atmosférica y por el ciclo del agua y una mínima parte es empleada en la producción de vientos, corrientes oceánicas, etc. Una fracción aún menor se consume en procesos de fotosíntesis clorofílica, mediante la cual las plantas constituyen materia orgánica y producen oxígeno a partir del agua y del anhídrido carbónico, transformándose en energía bioquímica, imprescindible para la vida del mundo animal y vegetal.
    La radiación solar, en resumen, no sólo produce la luz necesaria para la fotosíntesis, sino que además mantiene las temperaturas que son imprescindibles para la vida. Por debajo de 47 grados centígrados sólo pueden sobrevivir algunas larvas, pagando por ello un alto coste energético y reduciendo su tiempo de vida. Por encima de los 47, sólo sobreviven algunas bacterias, mientras que las enzimas normales actúan óptimamente a temperaturas de 28 a 30 grados centígrados.
    La fotosíntesis consiste esencialmente en la reacción química mediante la cual las plantas absorben mediante la clorofila la energía proporcionada por el sol en forma de luz y la transforman en materia orgánica, principalmente en hidratos de carbono. La producción de materia orgánica por fotosíntesis y su consumo por oxidación se equilibran entre sí. Todas las moléculas de bióxido de carbono presentes en el aire o disueltas en el agua pueden eventualmente tomar parte en este ciclo. Se ha calculado que serían precisos unos 300 años para que toda la materia orgánica existente en la Tierra se transforme en bióxido de carbono y agua y vuelva a convertirse de nuevo en hidratos de carbono y oxígeno.

    La energía solar: historia, qué es y sus ventajas

    El agua 

    No hay vida sin agua. De hecho, los seres vivos están constituidos en gran parte de agua, desde el 99% que contiene la ortiga de mar o el 80 de la lombriz de tierra, hasta el 12 % de los granos de los cereales o el 3% de los frutos secos.
    La mayor parte de la procedencia del agua en tierra firme proviene de las precipitaciones de lluvia o nieve y del hielo. Su mayor o menor abundancia depende del relieve geográfico, el régimen de vientos y la temperatura. Las masas de aire caliente captan grandes cantidades de vapor de agua (sobre todo del mar) al ascender y enfriarse, se produce la lluvia. Gran parte se evapora, otra parte vuelve al mar a través de arroyos y río y una proporción variable (según el terreno) queda retenida en las capas superiores del suelo, cuando éste está cubierto por bosques, prados, cultivos.... y no cae sobre suelo erosionado. Parte del agua retenida se infiltra para formar las capas freáticas que alimentan pozos, fuentes y manantiales.
    El agua que toda planta necesita se encuentra en el suelo y es absorbida por las raíces hasta llegar a las hojas, en cuyo envés, los estomas (especie de diminutas ventanas) al abrirse y cerrarse regulan la evaporación. Todo el agua perdida vuelve a ser tomada desde las raíces y, gracias a este sistema de bombeo, una corriente ininterrumpida de agua recorre todos los seres vegetales transportando los nutrientes necesarios para su supervivencia y desarrollo.

    El aire
    La Tierra ha tardado millones de años para obtener el actual equilibrio atmosférico que permite la vida de la mayoría de los organismos superiores. Para que la atmósfera contenga el 20,9% de oxígeno imprescindible para la vida de las plantas y de los animales, millones de algas marinas tuvieron que producir más oxígeno del que consumían. Este equilibrio se alcanzó hace cuatrocientos millones de años y ha variado ligeramente desde entonces debido a procesos naturales. Sin embargo, hoy día, debido a la contaminación industrial, está aumentando peligrosamente el 0,03% de dióxido de carbono necesario para el proceso de fotosíntesis de las plantas y el mantenimiento del calor en la Tierra, reteniendo demasiado calor y produciendo lo que se ha llamado el 'efecto invernadero' que, simplificando, supone un aumento gradual de la temperatura terrestre.
    Por otro lado, el aire se mantiene en constante movimiento, produciendo corrientes que, por un lado son esenciales para que se produzca la lluvia y, por otro, contribuyen esencialmente, junto con los insectos al transporte de polen y semillas. De hecho, muchas familias de plantas (herbáceas, coníferas y algunas frondosas) son polinizadas fundamentalmente por el viento.

    El nitrógeno

    Es un elemento esencial para plantas y animales, ya que es uno de los componentes de la clorofila y de las proteínas y constituye del 0,1 a 4% de la materia seca de los vegetales. En el aire está mezclado con el oxígeno, pero como elemento libre, es decir, disponible para combinarse con otros elementos para formar un compuesto. Si no se haya combinado en un compuesto, las plantas superiores no pueden asimilarlo. Por ejemplo, si se combina una parte de nitrógeno y tres de hidrógeno, se produce amoníaco; este elemento sí puede ser utilizado por las plantas, tras sufrir algunos cambios.
    Ciertas bacterias y algunas algas pueden 'fijar' el nitrógeno, lo que equivale a hacerlo utilizable por las formas superiores de vida. De la manipulación química del amoníaco combinándolo con otros elementos pueden obtenerse abonos nitrogenados artificiales (como el sulfato amónico o el nitrato sódico) que se emplean tras un gran consumo de energía como abonos químicos, totalmente desechados por la agricultura ecológica por las razones expuestas en el apartado 'Inconvenientes de la agricultura industrial'.
    Los animales pueden transformar en pocas horas una materia vegetal pobre en nitrógeno en un estiércol rico en este elemento. Por ello es importante en la agricultura ecológica combinar cultivos y ganadería o tener en la cercanía la posibilidad de proveerse de estiércol.
    Por otro lado, cualquier animal o tejido vegetal muerto y depositado en el suelo desprenderá nitrógeno, pero sucederá de una forma muy lenta. Además, las bacterias que descomponen el carbono (que forma una gran parte de cualquier organismo) necesitan tomar nitrógeno para liberar nitritos y lo harán del suelo si es necesario, produciendo su empobrecimiento temporal, aunque luego lo devuelvan junto el obtenido de la materia orgánica que han descompuesto. Por ello, si se quiere que el montón de compost esté listo con cierta rapidez y sea rico en nitrógeno deberá contener elementos ricos en nitrógenos como alguna leguminosa mezclada con tierra antes de florecer o estiércol.
    El nitrógeno es el responsable del desarrollo del tallo y de las hojas de las plantas. Su deficiencia suele manifestarse en el amarilleamiento de las hojas y una atrofia general. Su exceso suele producir un exceso de hojas débiles y más oscuras de lo normal.
    En resumen, las bacterias del suelo son las que mejor fijan el nitrógeno y muchas de ellas habitan en los nódulos de las raíces de las leguminosas. Las plantas transforman el nitrógeno en proteínas. Los animales, a su vez, devoran las plantas y las transforman en proteínas más complejas. Sus desechos y los restos animales y vegetales muertos devuelven la proteína al suelo. Las bacterias la transforman y vuelven a producir compuestos nitrogenados que alimentarán a las plantas y nitrógeno libre que retorna al aire.

    El clima

    El clima es esencial en cualquier cultivo. La agricultura ecológica propone cultivar en la medida de lo posible plantas autóctonas o que se hayan adaptado bien a la zona de cultivo de que se trate. Supone un alto coste intentar, por ejemplo, aclimatar artificialmente especies de climas húmedos en zonas de climas secos o viceversa, cuando no una alta probabilidad de fracaso.
    Algunos de los principales factores climáticos determinantes de las diferencias climatológicas entre unas zonas y otras son: la latitud, la altitud, la existencia o no de barreras montañosas y el régimen dominante de vientos. La latitud influye en el número de horas de sol y en su ángulo respecto al horizonte. El calentamiento de la atmósfera tiende a aumentar en dirección al ecuador y a disminuir hacia los polos. La altitud influye en la disminución de la temperatura del aire, que decrece a razón de 0,61C cada 100 metros de elevación. Las barreras montañosas desempeñan el papel de pantallas para las precipitaciones, siendo más secas las laderas resguardadas que las expuestas al viento. En la Península ibérica y en las Islas Canarias y Baleares, según las zonas, conviven el clima seco, el húmedo-templado y el húmedo-frío.
    Pero incluso dentro de una misma explotación puede haber zonas cálidas y frías, húmedas y secas, expuestas al viento o al socaire, dando todo ello lugar a microclimas que pueden potenciarse mediante la creación de bosquecillos y de estanques, que potencian la humedad, la creación de setos cortavientos y de muros que crean zonas más cálidas, la plantación de árboles de sombra para disminuir la temperatura en épocas estivales, la instalación de taludes o montículos para aislar los suelos y retener el calor, etc. Los invernaderosconstituyen una estructura eficaz para el control de microclimas en las regiones templadas. Tradicionalmente los huertos rodeados de tapias, con árboles y un pozo o un estanque han destacado como pequeños oasis en medio de zonas secas y calurosas o frías y áridas.
    Los microclimas en general fomentan la biodiversidad de la fauna y de la flora, cuyo mantenimiento es uno de los principios-guía de la agricultura ecológica.

    Las plantas y la atmósfera

    Aunque no lo parezca, las plantas sólo toman del 2 al 5% de su materia seca del suelo, mientras que de la atmósfera toman del 95 al 98% y de ella incorporan cuatro elementos: carbono y oxígeno que provienen del dióxido de carbono, el hidrógeno del agua de lluvia y el nitrógeno, que es fijado por los microorganismos y aportado a las plantas por los organismos nitrificantes. Por tanto, gran parte de la nutrición de las plantas procede de la atmósfera, que el agricultor difícilmente puede fertilizar, salvo en los invernaderos, donde puede aumentarse la concentración de dióxido de carbono.
    • El carbono constituye el 44% de la materia seca de los vegetales y se obtiene del dióxido de carbono atmosférico gracias a la fotosíntesis.
    • El oxígeno constituye el 44% de la materia seca de los vegetales y tiene el mismo origen que el carbono.
    • El hidrógeno representa el 6% de la materia seca de los vegetales y procede del agua de lluvia captada por las raíces, gracias a la fotodescomposición del agua durante la fotosíntesis.
      Estos tres elementos primarios son los principales constituyentes de la materia viva, ya que son los que constituyen los azúcares -almidón, celulosa y lignina- las proteínas y los lípidos. La atmósfera, un medio ligero y móvil, fácil de explorar por las hojas, es la reserva de todos estos elementos.
    2. El suelo, organismo vivo
    En cualquier tipo de agricultura, el suelo constituye el elemento básico de partida. Sin embargo, la concepción que se tiene del mismo y su tratamiento es lo que diferencia esencialmente la agricultura ecológica de la agricultura industrial o química. Ésta considera el suelo como una mera colección de partículas minerales que sirven de anclaje a las raíces de las plantas y al que hay que aportar productos químicos de síntesis, para compensar las sustancias minerales que las plantas extraen de él.
    La agricultura ecológica pone el énfasis en que el suelo es fundamentalmente un sistema complejo compuesto por partículas de roca desmenuzadas y de materia orgánica en distintas fases de descomposición, que dan cobijo a una infinidad de organismos vivos, como hongos, algas, bacterias, insectos o lombrices, cuyo trabajo crea las condiciones adecuadas para poder llevar a cabo un cultivo sano. El principio básico de la agricultura ecológica es nutrir y fomentar esta vida subterránea, para que pueda soportar una mayor densidad vegetal de la que soportaría en estado natural.
    2.1. La formación del suelo y su perfil
    El suelo se ha formado a lo largo de millones de años por la disgregación de la roca madre (el estrato más profundo de la corteza terrestre) gracias a una serie de procesos físicos como la acción del agua, del viento, de las heladas, o químicos, como la acción de ácidos débiles que contribuyen a la formación de la arcilla. El suelo así formado contendrá todos los elementos que tenía la roca original, pero carecerá del humus hasta que los restos de organismos en descomposición se depositen en él. Sólo en ese momento, el suelo es completo para producir la vegetación que sustenta la vida animal sobre la Tierra.
    En todo caso, lo que llamamos suelo cultivado es el 'horizonte superficial', que se mide más bien por centímetros de espesor pudiendo variar aproximadamente entre cinco, en suelos muy pobres, y cuarenta centímetros, en suelos muy ricos. Esta capa se ha formado durante años con el aporte de materia orgánica y está habitado por una amplia variedad de organismos vivos. En esta capa es donde se encuentran la mayoría de las raíces absorbentes y puede ser mejorado mediante el abonado.
    Por debajo se halla el subsuelo, que contiene muy poca o ninguna vida orgánica, pero del que ciertas plantas y muchos árboles pueden extraer elementos minerales y suele ser de color más claro por ausencia de humus. Se puede romper el subsuelo mediante el laboreo para mejorar el drenaje del agua, pero sin mezclarlo con la capa superficial. El subsuelo arenoso o calizo es muy permeable y, para retener el agua, será necesario aumentar su contenido en materia orgánica. Por el contrario, si es arcilloso, será bastante impermeable y, a veces, será necesario efectuar un sistema artificial de drenaje, para evitar la putrefacción de las raíces.
    Por debajo se halla la roca inalterada o roca madre. Normalmente está a suficiente profundidad para no quedar nunca al descubierto. En caso contrario, habrá que aumentar la primera capa con aporte de materia orgánica.
    2.2. Clases de suelo
    Al proceder de muchas clases de roca, el suelo ofrece muchas variedades, y el agricultor deberá aprender a sacar el mejor rendimiento del suelo del que dispone. Según el tamaño de sus partículas, los suelos pueden ser ligeros o pesados con una gran variedad de grados intermedios. Un terreno ligero o delgado es el compuesto por partículas grandes. Un terreno pesado o compacto, el compuesto por partículas pequeñas. En este sentido, no tiene que ver con su peso, sino con su mayor o menor facilidad de laboreo. Un suelo pesado contiene demasiada proporción de arcilla y es difícil de labrar al principio por ser demasiado húmedo y pegajoso o demasiado seco y duro. Una vez mejorado, son suelos excelentes para la retención de humedad y nutrientes. Los suelos ligeros son fáciles de labrar y se calientan con rapidez, pero suele perder agua y nutrientes con mucha facilidad, necesitando el aporte continuo de materia orgánica.
    •  El suelo arcilloso
    Bien labrado es propenso a la aglomeración de partículas microscópicas en otras mayores. En este caso, desagua y se airea muy bien, permitiendo la penetración de las raíces. En otro caso, se embarra con la humedad y se endurece y agrieta con la sequía, siendo muy difícil de labrar. Para que se produzca dicha aglomeración son factores determinantes que predomine la alcalinidad sobre la acidez (normalmente suele ser alcalino),  la exposición al aire y a las heladas, y un buen drenaje. Se mejora añadiéndole materia orgánica, que durará mucho tiempo en él, y es más bien un suelo 'tardío' (no produce cosecha a principios de año). La patata, el trigo o la alubia se cultivan bien en suelos arcillosos bien labrados.
    •  El suelo arenoso
    Es el más ligero de todos, drena tal vez en exceso y suele ser ácido y deficiente en potasa y en fosfatos. Es un suelo 'temprano' ya que al entrar pronto en calor puede producir cosecha a principios de año. A diferencia del suelo arcilloso es un suelo 'ávido' de materia orgánica; cuando se le agrega, ésta no suele durar mucho tiempo. Suelen ser los preferidos para el cultivo de hortalizas y propicios para arredilar ganado, pues no se enfangan. El castaño, el cerezo, las zanahorias o las fresas se cultivan bien en suelos arenosos.
    • El suelo de turba
    Es el más rico en nutrientes, el más apreciado para el cultivo y el menos frecuente. La turba está formada de materia vegetal, comprimida en condiciones anaerobias - en ausencia de oxígeno - que no se ha descompuesto. Es un suelo ácido que no necesita abono y sobre la que crece cualquier producto, siempre que tenga buen drenaje.
    •  El suelo de limo
    Es un suelo que no es granuloso como la arena ni pegajoso como la arcilla. Suele tener tan mal drenaje como ésta y cuando está húmedo se apelmaza. Se mejora igualmente añadiéndole materia orgánica y suele dar los mismos tipos de cultivos que los suelos arcillosos.
    •  El suelo calizo
    Suele ser de color claro y tan 'ávido' como el arenoso de materia orgánica. Ambos suelen ser suelos 'jóvenes' procedentes de aluvión, de erosión de montañas o volcánicos. Sus partículas son grandes, poseen un buen drenaje, por lo que pierden agua y nutrientes con gran facilidad. Su espesor es reducido, haciéndolo poco apto para plantas de raíces profundas. Por su alto contenido en cal, son alcalinos e inhóspitos para una gran variedad de plantas.

    2.3. Cómo reconocerlos
    Si se toma un puñado de tierra entre los dedos, la arcilla tendrá un tacto pegajoso y con ella se podrán hacer pequeñas bolitas que cambian de tamaño al presionarla. La arena es áspera y granulosa, mientras que el limo tiene un tacto sedoso. La turba tiene un aspecto negro y húmedo y un olor más intenso. La caliza, por su parte, es seca y se desmenuza con facilidad.

    2.4. Suelos ácidos y básicos. El pH.
    El calcio es uno de los elementos fundamentales del suelo y constituye el 0,1 al 3% de la materia seca de los vegetales. Si su contenido no es correcto repercute en los demás elementos. Si su contenido no es correcto repercute en los demás elementos. Su acción específica es neutralizar la acidez de los suelos, pero tiene además otros efectos beneficiosos como mejorar la estructura de los suelos arcillosos, al hacer que se agrupen sus partículas diminutas en granos más gruesos. Igualmente reduce la acción de las bacterias desnitrificantes, reduciendo así la pérdida de nitrógeno del terreno. Libera también el fósforo y potasio que suelen quedar inmovilizados en los suelos ácidos. Cuando existe exceso de algún microelemento, especialmente el manganeso, la cal los vuelve insolubles y, por tanto, inofensivos para las plantas. En general, las reservas del suelo varían entre 15 a 1500 toneladas por hectárea.
    Sin embargo, su exceso es tan dañino como su carencia, ya que puede producir deficiencia en otros elementos, concretamente de fósforo, manganeso, cinc y boro o bloquear la absorción de determinados nutrientes por parte de las plantas.
    Se llama pH al equilibrio entre la acidez y la basicidad, de forma que el pH de un suelo óptimo variará entre 6,5 y 7. En este caso se dice que el suelo es neutro. Si el pH es menor de 7 se dice que el suelo es ácido, y básico si es mayor. Por debajo de 4,5 no suelen prosperar plantas cultivables. Entre 5 y 5,5 pueden prosperar las patatas, lostomates, las frambuesas, las fresas o el centeno, pero la mayoría de las hortalizas prefieren un pH neutro entre 6 y 7,5. Por encima de 8, los suelos son extremadamente básicos y no suele prosperar ninguna planta.
    ¿Cómo se puede analizar un suelo?
    Se puede analizar un suelo con un equipo sencillo consistente en dos tubos de ensayo, una botella de solución y una tarjeta de colores que pueden obtenerse en cualquier comercio especializado.
    1. Se llena la cuarta parte de un tubo de ensayo con tierra.
    2. Se llena la mitad del otro tubo con la solución.
    3. Se vierte la solución en el tubo con tierra.
    4. Se tapa con un tapón y se agita.
    5. Se deja precipitar y se compara el color del tubo con los de la tarjeta que contiene una escala de valores (normalmente de 7 a 4).
    Se puede corregir un suelo ácido añadiéndole cal en pequeñas cantidades. Dependerá del tipo de suelo que se quiera corregir Por ejemplo, un kilo para 100 metros cuadrados en un terreno arenoso y 4 kilos en un suelo arcilloso. En todo caso, la cal se pierde gradualmente por el drenaje y en ningún caso conviene aplicarlo junto con el estiércol o el compost, que justamente tiene una acción acidificante y que se emplea para reducir el pH de un suelo.
    Se puede emplear cal en distintas formas:
    1. Cal viva o 'cal hortícola' (óxido de calcio), cuyos efectos tienen mayor duración que la cal apagada o 'cal de construcción'.
    2. Cal apagada o hidratada que se emplea para la construcción. En este caso hay que reponerla todos los años.
    3. Piedra caliza, también conocida como dolomita, que es la mejor para usos hortícolas y cuyos efectos duran varios años.
    4. Algas marinas calcificadas, que son más caras, pero que contienen además magnesio y otros nutrientes.
    2.5. Otros componentes del suelo
    Además del nitrógeno y del calcio, en un suelo bien equilibrado se encuentran otros elementos principales:
    a) Fósforo
    Constituye el 0,1 al 0,9 % de la materia vegetal. En un suelo equilibrado sus reservas se calculan entre 800 Kg. a 15 toneladas por hectárea y son los microorganismos los que los extraen del humus y de la roca madre fijándose en las arcillas.

    Son las micorrizas (hongos que se encuentran en las raíces de las plantas) quienes lo recuperan y lo facilitan a las plantas. Los superfosfatos asimilan estas micorrizas, eliminándolos, por lo que los agricultores que utilizan los abonos químicos se ven obligados a utilizarlos todos los años. Sólo una buena vida microbiana y la abundancia de micorrizas permiten asegurar la cantidad de fósforo que las plantas necesitan.
    Su carencia se traducirá en un decaimiento de la planta, ya que es un elemento necesario para el desarrollo de las raíces. Ésta se manifiesta por la aparición de manchas púrpuras que afectan a las hojas más viejas. Se puede corregir añadiendo al suelo estiércol, huesos en polvo (tratados al vapor para evitar virus) harina de sangre o de pescado.b) Magnesio
    Constituye el 0,1 al 0,9 de la materia seca vegetal. Juega un papel esencial en la fotosíntesis.
    Las reservas del suelo están entre las 15 y las 60 toneladas por hectárea y son los microorganismo los que lo hacen asimilable.
    Su carencia puede corregirse aportando rocas trituradas ricas en magnesio como la dolomita, solución de algas marinas o estiércol líquido. Se manifiesta por el amarilleamiento de las hojas ya que es esencial para la formación de la clorofila. Un exceso de potasio impide a las plantas tomarlo del suelo.c) Azufre
    Constituye el 0,1 al 0,5 de la materia seca de los vegetales.
    Las reservas del suelo oscilan entre 400 Kg. a 2 toneladas por hectárea y son los microorganismos los que los extraen de la roca madre y del humus. Una abundante vida microbiana es lo que asegura una buena alimentación de azufre para las plantas.
    Su deficiencia se manifiesta en el amarilleamiento de las hojas ya que interviene en la formación de las proteínas y de la clorofila. Puede corregirse un suelo carente de azufre aportando compost o una capa de sulfato cálcico (yeso).d) Potasio
    No es un elemento constitutivo de los vegetales, pero es utilizado por las plantas hasta el estado de floración y luego es restituido al suelo a través de las raíces. Así, por ejemplo, una planta cosechada en su madurez, como el trigo, no consumirá potasio. Sin embargo, habrá que aportar potasio a través del compost o de cenizas de madera, cuando la planta se recolecta en estado joven, como muchas hortalizas, o cuando se trata se suelos arenosos con poca reserva potásica. Es esencial en los cultivos de raíz y, en general, para la síntesis de proteínas e hidratos de carbono.
    Su carencia tiene por efecto la atrofia de las plantas y la disminución del tamaño de flores y frutos. Se manifiesta por el amarilleamiento del borde de las hojas y, a continuación, por su necrosis color marrón.
    e) Oligoelementos
    Son otros 23 elementos tomados del suelo por las plantas en dosis muy pequeñas, como cinc, manganeso, molibdeno, boro, hierro, cobre... Son los microorganismos los que los hacen asimilables mediante oxidación y quelación. Elementos como el fósforo oxidado por los microorganismos en fosfato, el azufre, en sulfato o el selenio en selenita. La quelación consiste en enlazar un elemento con una molécula orgánica, normalmente, un ácido. Así, por ejemplo, el hierro es quelado en forma de acetato de hierro.
    En la agricultura intensiva industrial, los suelos no reciben materia orgánica, que es el alimento de los microbios y, al mismo tiempo, reciben muchos pesticidas que los matan, desapareciendo poco a poco la vida microbiana.
    2.6. Las hierbas y otras plantas como indicadoras de tipo y condiciones del suelo
    Existen estudios que demuestran que la presencia de determinadas plantas silvestres o adventicias sobre un terreno reflejan sus condiciones y, en ocasiones, son el primer paso, para la corrección de sus carencias.
    He aquí algunos ejemplos, ya que una relación exhaustiva requeriría una pequeña enciclopedia de plantas silvestres.
    • Las aulagas y matorrales dispersos indican suelos permeables y secos.
    • La alfalfa, la esparceta, el boj, el serbal y el aliso indican la presencia de tierra calcárea.
     
     
     
     
     Boj
     Serbal
     Aliso
    • La avena, el trigo o la cebada señalan la presencia de limos fértiles (cal, potasio y fósforo).
     
     
     
    Avena 
     Trigo
     Cebada
    • El centeno, la patata, el pino, el castaño, el brezo y la retama indican la presencia de tierras silíceas.
     
     
     
     
     
    Pino 
     Castaño
     Brezo
    Retama 
    • Los bosques, arboledas frondosas y prados de pasto indican la presencia de suelos impermeables húmedos.

      centro

    • La humedad almacenada puede ser indicada por la cola de caballo (equisetum sp.), el botón de oro rastrero (ranunculus repens), la hierbabuena borriquera (mentha arvensis) y la uña de caballo (tussilago farfara).
     
     
     Cola de caballo
     Botón de oro
    • La abundancia de nitrógeno puede ser indicada por la ortiga mayor (urtica dioica), el cenizo (chenopodium album), la hierba cana (senecio vulgaris) y el bledo (amaranthus retroflexus).
     
     
     Cenizo
    • La basicidad del suelo (pH por encima de 7): la salvia de prados (salvia pratensis), la esparceta(onobrychis viciaefolia), el pensamiento (viola tricolor) y la mostaza silvestre (sinapis arvensis).
     
     
     Pensamiento
     Mostaza silvestre
    • La acidez del suelo (pH por debajo de 7): la verónica macho (veronica officinalis), el acebo (ilex aquifolium) y la hierba de gato (stachys arvensis).
     
     
     
     Verónica macho
     Acebo
    • Muy mala estructura del suelo: grama de olor (anthoxantum odoratum), cola de caballo de los cultivos(equisetum arvense), juncos (juncus sp.), carrizos (poligonáceas).
     
     Cola de caballo de los cultivos